CUARTA TEMPORADA


CUARTO CAPÍTULO


Teresa González de Fanning, el 30 de agosto de 1876
“En nombre de tan sagrados intereses, levantamos nuestra humilde voz para pedir: Trabajo para la mujer.”

Hola. Te saluda Luis Enrique Cam

La escritora y maestra Teresa González de Fanning nació en la hacienda san José de las Pampas de Nepeña, provincia de Santa en el departamento de Ancash, el 12 de agosto de 1836.

Hija del cirujano español Jerónimo González y de Josefa del Real tuvo, a diferencia de las niñas de su época, una diligente educación con lectura de los clásicos de la literatura universal.

Un día antes de cumplir los 17 años, contrajo matrimonio, en la parroquia del Sagrario de Lima, con el marino, teniente primero y oriundo de Lambayeque, Juan Manuel Fanning García.

GENTE: - ¡Que vivan los novios!

NOVIOS: - ¡Gracias!

JUAN: - Teresa, ¿estás segura de lo que has hecho? Casarte con un marino que estará en travesías y puertos alejados en gran parte del año.

TERESA: - Ya no hay marcha atrás, mi amor. Te amaré por toda la vida.

JUAN: - ¿Solo por toda la vida? Yo te amaré hasta la eternidad Teresa. Y aunque esté lejos por mi servicio a la patria, mi alma y mi corazón siempre anhelarán estar contigo.

El hogar de los Fanning-González creció pronto con la llegada de sus hijos Jorge y Emma.

Teresa hizo compatibles las labores domésticas con su dedicación a la escritura. Publicó artículos y ensayos en diversos periódicos y revistas con los seudónimos “María de la Luz” o “Clara del Risco”.

El destino no le ahorró experiencias tristes y amargas al joven matrimonio. Eran los meses de la revolución liberal que enfrentó a los caudillos Rufino Echenique y Ramón Castilla.

Con la batalla de La Palma, la guerra civil favoreció a las tropas sublevadas de Castilla. Juan Fanning, que había estado al servicio de las fuerzas gobiernistas del presidente Rufino Echenique, tuvo que seguir la suerte de los vencidos. Quedó fuera de la marina, sin colocación alguna por cinco años.

El matrimonio tuvo que mudarse a la hacienda familiar en Lambayeque.

Una madrugada los peones de las plantaciones de azúcar se alzaron violentamente.

PEÓN: - ¡Muerte a los patrones! ¡Muerte!

PEÓN 2: - ¡Que la sangre de los injustos corra por las acequias!

JUAN: - ¡Teresa, tenemos que salir de aquí!

TERESA: - - Voy por los niños.

JUAN: - De prisa. Vamos por la puerta trasera.

PEÓN: - ¿Dónde están ahora los patrones y sus mujeres?

JUAN: - Rápido. Suban a la carreta. ¡Arre!

En el camino a Lima los niños enfermaron de fiebres y delirios… poco tiempo después murieron…

Los Fanning-González no volvieron a tener hijos. Pese a la desgracia sufrida, continuaron adelante.

Asentados en Lima, la escritora se unió a los círculos culturales de la ciudad. Fue socia del Club Literario y del Ateneo de Lima. Escribió contribuciones a semanarios como El Correo del Perú, la Alborada, el Perú Ilustrado y en los diarios El Comercio y La Patria, firmando ya con su verdadero nombre: Teresa González de Fanning.

En esta etapa inicia una decidida lucha a favor de la educación de las niñas y el derecho al trabajo de la mujer.

Para la escritora ancashina la mujer se encontraba esclava de su propia ignorancia a la que el porvenir le presentaba un inevitable destino: el matrimonio por necesidad, no por amor, o quedarse soltera, sin la posibilidad de valerse por sí misma.

TERESA: - “La mujer tiene los mismos méritos y virtudes que el varón. Si se cultivara su inteligencia podría aprovecharse en beneficio de la sociedad. La ignorancia la condena a una absoluta esterilidad y a una perpetua dependencia.”

El 30 de agosto de 1876 firmó el discurso titulado “Trabajo para la mujer” que sería pronunciado en una de las veladas literarias que organizaba la escritora argentina Juana Manuela Gorriti en su casa de la calle Urrutia.

TERESA: - “Pedimos para la mujer, lo mismo que para el hombre, que se le enseñe un arte, profesión u oficio proporcionados a su sexo y posición social, que a la vez que desarrollen su inteligencia, le proporcionen independencia a la que tiene derecho a aspirar.

De ese modo la que tuviera por desgracia de perder con su esposo su sostén y el de sus tiernos hijos, no se vería precisada a mendigar el pan para su alimento o a prostituirse para huir de la miseria y el desamparo. Apelaría a sus propios recursos y podría ganar su sustento y el de sus hijos…

En nombre de tan sagrados intereses, levantamos nuestra humilde voz para pedir: ¡Trabajo para la mujer!”

Teresa González de Fanning compartió aquellas veladas literarias con el primer grupo de mujeres ilustradas del Perú como Mercedes Cabello, Clorinda Matto, Mercedes Eléspuru y otras más, que enfrentaron no solo los prejuicios de la época sino también la peor crisis de la historia del Perú republicano: la guerra con Chile.

FRANCISCO: - ¡Doña Teresa! ¡Doña Teresa! Abra la puerta. Soy Francisco.

TERESA: - Francisco. ¡JUAN! ¡Oh Dios mío!

JUAN: ¡Teresa!

FRANCISCO: - Hirieron al comandante Fanning en el abdomen. Casi todo el batallón Guarnición de Marina ha sido aniquilado…

TERESA: - Pasen. Llévalo a la cama.

FRANCISCO: - Venimos de Miraflores. El comandante ha perdido mucha sangre. No lo pudimos llevar al hospital que improvisaron en la estación del ferrocarril porque los chilenos lo han incendiado.

JUAN: - Teresa, los hicimos retroceder. A la voz de “Marina adelante”, nuestros bizarros marinos avanzaron hasta casi llegar a sus cañones.

TERESA: - Calla hombre. Necesitas conservar tu fuerza para recuperarte.

JUAN: - Ninguno retrocedió. Pero nos faltaron municiones y no tuvimos reserva para sostener el combate. Ellos sí recibieron refuerzos…

FRANCISCO: - Doña Teresa, el doctor Ricardo Flores lo pudo examinar en el campo de batalla. Dijo que la herida es mortal…

TERESA: -Francisco, felizmente los médicos se equivocan…

JUAN: - Muero por la patria.

Juan Manuel Fanning falleció al día siguiente de la batalla de Miraflores, el 16 de enero de 1881, en su casa de la antigua calle Faltriquera del diablo N°22, hoy, avenida Nicolás de Piérola.

Viuda a los 45 años Teresa González no se doblegó por los infortunios que le deparó el destino.

ENRIQUETA: – Pobre hermana ¿qué vas hacer ahora que no tienes marido, ni hijos?

TERESA: - Lo de siempre Enriqueta, sobreponerme. Los niños son los que más sufren por los errores de los adultos. La guerra los ha dejado huérfanos o con sus padres heridos o en el frente de batalla.

ELENA: …y las escuelas están cerradas ¿qué será de ellos?

ENRIQUETA: - Será una generación perdida.

TERESA: - Lo será si nos quedamos con los brazos cruzados. Pues no. Fundaremos un liceo femenino.

ENRIQUETA: - Pero Teresa ¿en dónde? ¿Con qué dinero? Con el descalabro de la guerra y la ciudad tomada por los invasores ¿a quién se le ocurre abrir un liceo?

TERESA: - Lo haremos aquí en mi propia casa. Pediremos donaciones para comprar los muebles necesarios.

ENRIQUETA: - Es una locura.

TERESA: - Ustedes también serán maestras del liceo. Como siempre he dicho: la mujer debe trabajar. Y más ahora. Escribiré los manuales de historia, geografía y literatura.

Sin bienes ni fortuna que la amparara y a menos de dos meses de la muerte de su esposo, Teresa González abrió las puertas del Liceo Fanning, el 3 de marzo de 1881.

En poco tiempo, el liceo Fanning, se convirtió en el mejor centro educativo femenino del país por su método de enseñanza laica, técnica y laboral.

Algunos años después, en 1886, Teresa González de Fanning publica dos novelas: “Ambición y Abnegación” y “Regina”, premiada por el concurso internacional convocado por el Ateneo de Lima. En 1893 se edita en Madrid la colección de cuentos, tradiciones y artículos de costumbres “Lucecitas” con el prólogo de la afamada escritora española Emilia Pardo Bazán.

En 1898 reunió en un libro, sus artículos de opinión sobre la Educación Femenina:

TERESA: - “La educación de la mujer es la base sobre la que se alza el edificio social. De ella depende el edificio de la familia, ese laboratorio de hombres, de donde han de salir los ciudadanos que den lustre a la patria o que la hundan en el abismo del retroceso.”

En 1900, es editada en Buenos Aires su novela histórica “Roque Moreno” y en 1904 se publica en Lima la novela “Indómita”.

El 7 de abril de 1918, rodeada del cariño de sus antiguas alumnas, la pionera de la moderna educación femenina en el Perú, murió a los 81 años de edad.

Conforme a sus deseos, el sepelio no tuvo flores. Pidió que las personas que quisieran hacerle un homenaje en su memoria se sirvieran hacerlo en limosna para los pobres.

Soy Luis Enrique Cam y esto fue Dicho en el Perú. Escucha otros episodios en www.dichoenelperu.pe o síguenos en nuestros canales de Spotify o Youtube.

“En nombre de tan sagrados intereses, levantamos nuestra humilde voz para pedir: Trabajo para la mujer.”


FIN


Guion y dirección

LUIS ENRIQUE CAM

Interpretaciones

CRISTÓBAL PAZ

MAGALI LUQUE

OSWALDO ÁLVAREZ

Bibliografía:

1.- Graciela Batticuore “El taller de la escritora. Veladas literarias de Juana Manuela Gorriti: Lima - Buenos Aires”. (1999) Editorial Beatriz Viterbo Editora, Rosario.

2.- Manuel Zanutelli Rosas “Mujeres peruanas en la literatura del Siglo XIX”. (2018) Fondo Editorial del Congreso del Perú, Lima.

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