SEXTA TEMPORADA


SEXTO CAPÍTULO


César Vallejo
“Hoy, y más que nunca quizás, siento gravitar sobre mí, una hasta ahora desconocida obligación sacratísima, de hombre y de artista ¡la de ser libre!”.

César Vallejo, en 1948.

Hola. Te saluda Luis Enrique Cam

César Abraham Vallejo Mendoza es una de las voces poéticas más notables del mundo del siglo XX junto a las de Rubén Darío, Pablo Neruda y Gabriela Mistral.

Su original obra está cargada de conflicto, rebeldía y desilusión. Fue el hijo menor de una humilde familia de once hermanos. Nació en 1892 en la provincia de Santiago de Chuco, en la sierra de La Libertad, al norte del Perú.

La vida de Vallejo estará marcada por un conjunto de privaciones y carencias materiales. Se emplea como ayudante de cajero y preceptor de escuela primaria.

Viaja a Lima para ingresar a la Facultad de Medicina de la Universidad Mayor de San Marcos, propósito que tendrá que abandonar por falta de recursos económicos. Pasa a desempeñarse como preceptor de los hijos de Domingo Sotil, un hacendado que poseía tierras en Acobamba, Pasco.

En enero de 1912, el joven Vallejo escribe con pluma nostálgica el poema “Vida e ideal” publicado en la revista el Minero Ilustrado de Cerro de Pasco.

Juego… ¡Qué sé yo de la suerte mía!

Juego… Y enervado con la alegría,

Jamás horizonte alguno escudriñó.

¡Oh! ¡Cuán feliz es nuestra Edad de Niño!

Pero al fin salgo de esa edad de plata,

Y nada hay que me agite y que me abata:

Mi alma crisálida en risueño manto

Deja el dintel del Poderoso Santo

Que arrulla apacible a la Adolescencia

Ante el sagrado altar de la Inocencia,

Con su regazo a la sonrisa abierto…

Llego entonces, cual despertando de un sueño.

¿Dónde? Veo un mundo que es solo empeño,

Donde hay rostros con gestos de amargura

Y habiendo en todos tonos de mesura,

Hay otros que sonríen de contento:

¡Ideal, Ideal: hoy eres viejo!

¡Vida, Vida: cuánto de ti me quejo!

Empezó con mi Ideal mi desgracia;

Murió mi felicidad con mi Infancia.

Mi vida de hoy es amarga, y con ella,

En su realización, amarga y bella,

Es mi acariciada e imposible Idea…

… ¡Inclina! ¡La voluntad de Dios sea!

Su poesía se torna melancólica con temas trascendentes y profundamente humanos y, por lo tanto, universales.

Se dirige a Trujillo y se matricula en el primer año de la Facultad de Letras al mismo tiempo que enseña en una escuela primaria y luego en el Colegio Nacional de San Juan.

Por las noches, compartirá la vida bohemia trujillana con otros intelectuales como Antenor Orrego, Alcides Spelucín, Óscar Imaña y Víctor Raúl Haya de la Torre.

Obtiene el grado de bachiller en Letras con la tesis “El Romanticismo en la Poesía Castellana” que es aprobada con honores y luego publicada. César Vallejo concluye:

- “Por ahora nosotros anhelamos, pues, la difusión de la cultura en la masa popular y el desarrollo económico, como medio de formar una literatura brillante, digna de nuestra amada patria”.

En 1918 ingresa a la Facultad de Letras de la Universidad Mayor de San Marcos. Logra ocupar el cargo de director del colegio privado Barrós e inicia una tormentosa relación amorosa con Otilia Villanueva, joven de 15 años, cuñada de un amigo y colega. Por este motivo perderá su cargo de director y su relación con ella. Otilia será la fuente de inspiración de varios de sus futuros poemas.

En 1919, logra publicar su primer poemario: “Los heraldos negros” en el que desde los primeros versos se vislumbra una original marca personal:

“Hay golpes en la vida, tan fuertes... yo no sé¡

Golpes como el odio de Dios; como si antes ellos,

la resaca de todo lo sufrido

se empozara en el alma ... Yo no sé¡

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras

en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.

Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;

o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,

de alguna fe adorable que el destino blasfema.

Esos golpes sangrientos son la crepitaciones

de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre ... Pobre ... pobre¡ Vuelve los ojos, como

cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;

Vuelve los ojos locos, y todo lo vivido

se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes .... yo no se!

Aunque la crítica oficial en Lima es indiferente a esta nueva poesía, el poemario logra comentarios encomiásticos en varios diarios y revistas.

En 1920, regresa a Santiago de Chuco donde es arrestado 112 días acusado injustamente de incitar un motín popular.

- “Fui procesado por incendio, asalto, homicidio frustrado, robo y asonada”

Sus compañeros, estudiantes universitarios, y periodistas inician una campaña por su libertad.

La experiencia de la prisión marcará en César Vallejo una huella indeleble. Se ahondará más su sensibilidad por los desamparados del mundo, por la grandeza de los pobres y hasta por la bondad de los reclusos, camaradas de desgracias. En la cárcel escribirá algunos cuentos y varios poemas de su segundo libro: Trilce.

El traje que vestí mañana
no lo ha lavado mi lavandera:
lo lavaba en sus venas otilinas,
en el chorro de su corazón, y hoy no he
de preguntarme si yo dejaba
el traje turbio de injusticia.

A hora que no hay quien vaya a las aguas,
en mis falsillas encañona
el lienzo para emplumar, y todas las cosas
del velador de tánto qué será de mí,
todas no están mías
a mi lado.
Quedaron de su propiedad,
fratesadas, selladas con su trigueña bondad.

Y si supiera si ha de volver;
y si supiera qué mañana entrará
a entregarme las ropas lavadas, mi aquella
lavandera del alma. Que mañana entrará
satisfecha, capulí de obrería, dichosa
de probar que sí sabe, que sí puede
¡CÓMO NO VA A PODER!
azular y planchar todos los caos.

Estando en la cárcel, con el sobrenombre de “Korriscosso”, gana el segundo premio de poesía de un concurso convocado por la municipalidad de Trujillo con el poema “Flaba de gesta (Elogio del Marqués).

¡Torre Tagle! En Trujillo, la noche, la heroína,

anudaste los lazos del continente con

las fecundas raíces de nuestra libertad,

raíces tantas veces rotas del corazón.

Trujillo, contaste la última cuenta épica

del rosario de dianas de la emancipación,

aquellas marsellesas tuvieron que admirarte

cual cerraban la curva del reto con tu voz.

Y la América entera te adeuda a ti el empuje

final, el martillazo sobre falso cristal;

y el Perú agradecido sabe que hay en su escudo

las huellas de tu yunque que no se borrarán.

Tú, la sangre de España, que se embarcó al Misterio

en velas de coraje, pecho de par en par,

tú, regresaste al fondo de la gran raza hispana,

valor cuajado en Bronce y amor en Libertad.

El 26 de febrero de 1921 sale de la cárcel bajo libertad condicional. A fines de marzo viaja a Lima y es nombrado profesor del colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe.

En 1922, de forma modesta y con sus propios ahorros, logra imprimir en los talleres de la penitenciaría central de Lima, su poemario: “Trilce”.

Esta obra es una de las más revolucionarias de la poesía en lengua española. En su aparición produjo comentarios desconcertantes. Un famoso crítico literario escribirá en la revista Mundial de Lima:

- “¡Un nuevo libro incomprensible y estrambótico: Trilce!”.

La genialidad de su obra tardará en ser comprendida.

Vallejo, consternado por estos primeros comentarios, le escribe a su amigo Antenor Orrego:

- “El libro ha nacido en el mayor vacío. Soy responsable de él. Asumo toda la responsabilidad de su estética. Hoy, y más que nunca quizás, siento gravitar sobre mí, una hasta ahora desconocida obligación sacratísima, de hombre y de artista ¡la de ser libre! Si no he de ser libre, no lo seré jamás (…) Quiero ser libre, aún a trueque de todos los sacrificios. Por ser libre, me siento en ocasiones rodeado de espantoso ridículo con el aire de un niño que se lleva la cuchara por las narices…”

Vallejo permanecerá rebelde a lo que la sociedad burguesa proscribe. Sus formas vanguardistas y neologismos son el cauce de una enorme fuerza de humanidad y ternura que rompe con las estructuras clásicas del idioma, la sintaxis y la ortografía usual.

Con una tirada de solo 200 ejemplares en marzo de 1923 publica “Escalas” su primera obra narrativa, conjunto de estampas y relatos escritos durante su tiempo en la cárcel.

El libro termina con el cuento titulado “Cera” que narra en primera persona el sórdido ambiente de los fumaderos de opio en el barrio chino de Lima.

- “Aquella noche no pudimos fumar. Todos los ginkés de Lima estaban cerrados. Mi amigo que conducíame por entre los taciturnos dédalos de la conocida mansión amarilla de la calle Hoyos, donde se dan numerosos fumaderos, despidióse por fin de mí, y, aporcelanadas almas y pituitarias, asaltó el primer eléctrico urbano y esfumóse entre la madrugada.

Todavía me sentía un tanto ebrio de los últimos alcoholes. ¡Oh mi bohemia de entonces, broncería esquinada siempre de balances impares, enconchada de secos paladares, el círculo de mi cara libertad de hombre a dos aceras de realidad hasta por tres sienes de imposible! Pero perdonadme estos desahogos que tienen aún bélico olor a perdigones fundidos en arrugas.

Quise entonces fumar. Necesitaba yo alivio para mi crisis nerviosa…”

Declarado cesante del puesto de profesor en el colegio Guadalupe decide embarcarse a París en junio de 1923. Ya no volverá más al Perú.

En Europa sufrirá una continua estrechez económica. Hará traducciones y colaborará con diversas revistas y periódicos. Inicia su relación con Georgette Phillipard, su fiel compañera hasta el final de sus días.

Atraído por las ideas comunistas viajará a la Unión Soviética en tres oportunidades. Publica el libro “Rusia, en 1931, reflexiones al pie del Kremlin” que obtiene un éxito inusitado agotando tres ediciones en solo cuatro meses. Sin embargo, la editorial no cumple con abonarle los derechos de autor.

En 1929 es expulsado de París debido a su militancia comunista y viaja a España.

En Madrid, en 1931, se inscribe como militante del Partido Comunista Español. Se publica ese mismo año “El tungsteno” novela de denuncia social en las localidades mineras de los andes peruanos. En 1932 regresa a París donde debe vivir en la clandestinidad.

En 1937, en plena guerra civil española César Vallejo viajará a Barcelona y Madrid para apoyar al bando republicano. Participa como representante peruano en el Segundo Congreso Internacional de Escritores por la Defensa de la Cultura en Valencia. Escribe su poemario “España, aparta de mí este cáliz”. Tanto esta obra como sus “Poemas Humanos” vieron la luz de forma póstuma.

A su regreso a París es elegido secretario de la sección peruana de la Asociación Internacional de Escritores.

Agotado de las persecuciones políticas, sufre de constantes fiebres y escalofríos sin que los médicos puedan determinar la naturaleza de la enfermedad. Con voz profética predijo su propia muerte en su poema “Piedra negra sobre una piedra blanca”:

- Me moriré en París con aguacero
Un día del cual tengo ya el recuerdo
Me moriré en París y no me corro
Tal vez un jueves, como es hoy, de otoño

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso estos versos
Los húmeros me he puesto a la mala
Y jamás como hoy, me he vuelto
Con todo mi camino, a verme solo

César Vallejo ha muerto
Le pegaban todos sin que él les haga nada
Le daban duro con un palo
Y duro también con una soga

Son testigos los días jueves y los huesos húmeros
La soledad, la lluvia, los caminos…

César Vallejo murió en París el 15 de abril de 1938 a las 9:20 de una mañana de lluvia en Viernes Santo.

Soy Luis Enrique Cam y esto fue Dicho en el Perú, escucha otros episodios en www.dichoenelperu.pe o síguenos en nuestros canales de Spotify y Youtube

“Todo el pueblo peruano terminó por moldearme a su manera y me hizo entender su dolor, su alegría, sus dones mayores y pocos reconocidos de inteligencia y fortaleza, su capacidad creadora, su constancia”.


FIN

DIRECCIÓN Y GUION

Luis Enrique Cam

CARACTERIZACIONES

Oswaldo Álvarez

Cristóbal Paz

EDICIÓN

Cristóbal Paz

BIBLIOGRAFÍA

César Vallejo, Obra poética completa. (1979) Editorial Ayacucho, Barcelona.

César Vallejo, Obra Poética. (2014) Peisa, Lima.

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