NOVENA TEMPORADA
SEGUNDO CAPÍTULO
EDWIN VÁSQUEZ CAM
“Me siento orgulloso de haberle dado un triunfo a mi Patria”.
Edwin Vásquez Cam
Hola. Te saluda Luis Enrique Cam
El 2 de agosto de 1948 ocurrió un hecho sin precedentes en la historia del Perú. Los cables noticiosos anunciaban con júbilo que Edwin Vásquez Cam había conquistado la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres en la disciplina de pistola libre a 50 metros. Pero ¿cómo se logró esta gesta deportiva en que las notas del himno nacional resonaron por única vez en unos Juegos Olímpicos?
Julia: - Buenos días, señor Edwin Vásquez, soy Julia García, periodista de La Crónica.
Edwin: - Adelante señorita García.
JG: - Gracias por recibirme hoy feriado, 28 de julio, y en el día de su natalicio. Muy feliz cumpleaños.
Edwin: - Gracias señorita García. Sin darme mucha cuenta ya cumplí los 66 años.
JG: Usted estaba predestinado. Nació en el día de la Patria y le trajo el mayor logro deportivo de su historia.
Edwin: - Siempre me he esforzado por darle lo mejor a mi país.
JG: - Pero el regalo de usted es único. La insuperable medalla de oro en unos Juegos Olímpicos.
Edwin: - Si trabajamos con disciplina vendrán muchas más. Ya verá. Pero pase, tome asiento.
JG: - Muchas gracias. No le quiero quitar mucho tiempo, seguro tendrá muchas actividades hoy. Voy a sacar la grabadora para hacer la entrevista.
Edwin: - No hay problema. Hoy vengo del mundo del Tiro así que Disparé…
JG: – Bueno, apretamos REC… grabando… Como le comenté por teléfono el diario me encargó hacerle una entrevista porque este año, 1988, se cumplen 40 años de haber ganado la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres. Y además fue por estos días.
Edwin: Exactamente, 2 de agosto de 1948, en el Polígono Militar de Bisley Camp.
JG: En los Juegos Olímpicos de la Austeridad.
Edwin: Así les llamaron porque solo habían pasado tres años después del final de la Segunda Guerra Mundial y Londres todavía estaba en proceso de reconstrucción, había racionamientos de algunos productos alimenticios, de gasolina, el transporte era precario.
JG: Qué terrible es la guerra. Pero antes, quería preguntarle sobre sus inicios en el deporte del tiro. ¿Cómo así escogió este deporte? Digamos que lo usual es que en el Perú los chicos practiquen el fútbol o el básquet…
Edwin: Efectivamente o atletismo… Mire, mi padre era un excelente tirador. Había participado en los juegos Bolivarianos de 1938 en Bogotá representando al Perú. Por ahí viene un poco la cosa. Además, de chico yo sufría de asma y cuando me movía mucho me venían crisis respiratorias por lo que me costaba hacer ejercicios físicos. Mi padre pensó que tendría más oportunidad con el Tiro que además era su deporte preferido.
JG: Entonces, ¿era como tener el entrenador en casa?
Edwin: Tuve esa gran suerte. Mi padre me aconsejaba. Yo le ayudaba a poner los blancos, a limpiar el arma, lo observaba. Sin embargo, más que cosas técnicas, diría yo, me enseñó virtudes: la disciplina, el compromiso, el amor a la familia, guardo el mejor recuerdo de mi padre, y de mi madre también.
JG: ¿Y cómo fue el inicio en el deporte del Tiro?
Edwin: De a pocos, de una forma natural. Recuerdo que, en una Navidad, cuando era niño, mi padre me regaló ¡una escopeta de corcho! Al día siguiente le quité la pita y pasaba horas y horas disparando sobre bulles imaginarios, asustando a los pajaritos y ¡hasta las moscas! Pienso que mi padre vio que había encontrado mi afición.
JG: Y no ha parado de disparar…
Edwin: ¡Fue el mejor regalo que recibí en mi niñez! A pesar de los años ya nunca me desligué del tiro…
JG: Antes como deportista y ahora como promotor de nuevos tiradores, pero dígame ¿cuándo empezó a participar en concursos?
Edwin: A los 13 años. Para ese entonces ya tenía una carabina de balines. Las palomas dejaron de visitar el jardín familiar… y mi padre, pienso que, al ver mi puntería con los blancos en nuestro improvisado polígono familiar, me dijo un día.
Padre: - “¿Por qué no entrenas en la noche?”
Edwin: “¿En la noche?” Le respondí intrigado, pensé que me estaba bromeando. Y me dijo que sí, que había pensado en inscribirme en un concurso en el Club Revolver que se llevaba a cabo de noche. Bailé de la emoción. Pero él me recomendaba:
Padre: Calma Edwin, serenidad, tranquilidad, que son las cualidades de un buen tirador.
Edwin: - Así me iba formando.
JG: ¿Y cómo le fue en ese primer concurso?
Edwin: Pues gané, tengo que decirlo porque es verdad: con una facilidad desconcertante. Totalicé 108 puntos y no fue necesario el hándicap que otorgaban a los participantes.
JG: Sorprendió a propios y extraños…
Edwin: Sin duda. Y no sería la primera vez. Lo menciono con humildad. Porque considero que son dones de Dios.
JG: Cuénteme.
Edwin: Mis amigos en el colegio se sorprendían que podía hacer las líneas rectas en la pizarra sin necesidad de utilizar regla
JG: Tenía un pulso firme y la vista aguda…
Edwin: En cuarto de secundaria fui campeón nacional escolar de Tiro…
JG: ¿Qué tipo de arma utilizaban?
Edwin: Fusil Mauser original peruano. Era el arma más difundida en aquella época en la que había instrucción pre militar en los colegios…
JG: ¿Y qué pasó al siguiente año? ¿En quinto de secundaria?
Edwin: Lo volví a ganar. Fue una gran alegría para todos mis compañeros del colegio Superior del centro de Lima.
JG: Usted fue el ganador más joven del Premio Gildemeister. A una edad de escándalo: 18 años. El premio más importante del Tiro Peruano.
Edwin: Es una prueba que puede durar entre 7 y 8 horas. Es un premio muy importante, que te permite participar en el exclusivo concurso denominado “La Laureada” que es solo para los ganadores del Gildemeister.
JG: Leí que no le querían dar el premio…
Edwin: No exactamente, pero algo así, eran mil libras peruanas equivalente al precio de una casa y auto de estreno.
JG: Tremendo premio. Además, el concurso se llevaba a cabo el 28 de julio, por las fiestas patrias. Debió ser un gran cumpleaños para usted también.
Edwin: Lo fue, no lo puedo negar.
JG. Cuénteme ¿por qué no le querían dar el premio? ¿sería porque era menor de edad?
Edwin: No fue por eso. Es algo más simple. Resulta que, en el momento de la premiación, el general Sologuren, en su condición de Director de Tiro Nacional, se disponía a entregar el premio, pero demoraba ex profeso. El ayudante que estaba a su lado se acercó y le pregunto el motivo de la demora. El general respondió:
General: - “estoy esperando al ganador”
Edwin: Yo, que estaba a su lado, alcance a escuchar y le dije: “yo soy el ganador mi general”, el general no lo podía creer, con la cara de niño que tenía y mi metro cincuenta y nueve de estatura pensaría que yo era un curioso que pasaba …(risas) el general para salir de la situación dijo:
General: - “bien jovencito, eres pequeño, pero has demostrado en el tiro eres un gigante”
Edwin: La gente aplaudió y nos hicieron una fotografía que aquí te la muestro.
JG: Increíble. Aquí se ven a sus padres y hermana.
Edwin: Gonzalo Vásquez, mi padre. Herminia Cam mi madre, y mi hermana Elsa Vásquez Cam.
JG: A los 18 años usted ya tenía un sitio ganado en el Tiro peruano. Hasta aquí me queda claro que a su talento se suma por un lado el apoyo familiar y el trabajo dirigencial porque se organizaban torneos importantes.
Edwin: Tienes razón Julia. Porque con los logros alcanzados hasta ese momento, la Federación Peruana de Tiro me designó como “tirador selecto” en 1943.
JG: ¿Qué significó ese nombramiento?
Edwin: Que me permitía representar al Perú en torneos internacionales.
JG: ¿y en cuales pudo participar?
Edwin: Participé en los Bolivarianos de Lima en 1947. Nos fue muy bien porque ganamos en las competencias de carabina y pistola por equipos e individuales.
JG: Fue la antesala de los Juegos Olímpicos de 1948.
Edwin: - Así es. Y llegamos al día que mencionamos al inicio de esta conversación…
JG: La hora de la verdad, el 2 de agosto de 1948.
Edwin: Londres amaneció con un sol radiante, eso es bueno para el ánimo de los tiradores, pero no es tan bueno técnicamente, por el reflejo que se produce en las dianas.
JG: - ¿Cómo estaba usted de ánimo?
Edwin: - Yo estaba muy tranquilo como siempre, antes de las competencias. Algo, muy valioso que me enseñó mi padre. Como si se tratase de un concurso en el Revolver o en polígono Muñíz. En los Bolivarianos me había dado magníficos resultados: ¿Por qué no en Londres, en plena cita olímpica?
JG: - ¿Cómo se vivió en los momentos previos con los demás del equipo? Porque no solo participó usted.
Edwin: - En la prueba de pistola libre también participaron César Ínjoque y Wenceslao Salgado. En total éramos nueve en el equipo de Tiro.
JG:- Esta especialidad en el tiro es complicada porque la pistola es algo pesada.
Edwin: Pesa un kilo trescientos gramos. En Londres, concursé con una pistola que me prestó Luis Mantilla, también del equipo peruano. La mía tenía muchos años encima y en las prácticas previas concluí que era obsoleta comparada con la de los otros participantes.
JG: - Participar con un arma que no es la suya es un obstáculo adicional.
Edwin: - Lo asumí. Por lo que decidí utilizar la de Luis Mantilla que era una Hammerling, un arma suiza de gran precisión.
JG: - ¿Quién lo acompañó en la competencia?
Edwin: - La prueba es individual, pero como mi delegado estuvo Enrique Mendizábal. El, sentado atrás mío, tomaría nota de los puntos acumulados. Antes de empezar recuerdo escucharlo:
Mendizabal: - ¡Suerte Edwin! ¡Mucha suerte!
Edwin: - Y con una sonrisa, que ocultaba una enorme responsabilidad, entré en la línea de tiro. De ahí no me movería durante las siguientes tres horas que iba a durar la competencia…
JG: - ¿Qué pasaba por su mente en ese instante?
Edwin: ¿En ese instante? Con la mente en blanco... y con el corazón acelerado. Luego, te das cuenta de lo que estás viviendo… Pensé en el Perú y en los míos. También pasó por mi mente aquella frase histórica de Francisco Bolognesi, antes de inmolarse en el Morro de Arica: “Pelearemos hasta quemar el último cartucho.” Luego de esos recuerdos solamente pensé en la competencia y busqué la concentración que requería.
JG: ¿A qué hora empezó la competencia?
Edwin: - A las 8:30 am se dio la orden de iniciar la competencia, el primer disparo rompió el silencio de la mañana…
- Eran seis series de 10 tiros, en total 60 balas oficiales para lograr alcanzar 600 puntos.
JG: - ¿Cómo le fue en las primeras series?
Edwin: - Enrique Mendizábal me avisó que en la primera serie obtuve 93 puntos. Por encima de los otros participantes. Fue un gran inicio. Pero, de un momento a otro se apagó el sol, vino una neblina oscura, densa, y empezó a llover copiosamente…
Edwin: - Esto desorientó a los tiradores porque los tiros caían en su trayectoria por el golpe de la lluvia, ¡que lluvia caramba! Parecía que el cielo se caía. Esto afectó a todos. Mis dos siguientes series fueron de 89 puntos.
JG: - Esto habrá desalentado al equipo que observaba desde las estradas…
Edwin: - Es verdad. Incluso se escuchó por ahí “Qué mala suerte…ya se cayó”. Enrique Mendizábal me apoyó:
Enrique: - “Vas bien Edwin, vas bien…”
JG: - El estaría nervioso.
Edwin: - ¡Más que nervioso! Estaba frenético. Yo le decía “tranquilo Enrique, tranquilo”… La especialidad de pistola libre es de precisión, mas no de velocidad, el tirador puede hacer dos o tres intentos, encarrilar el arma, apuntar y si predice que no es el momento apropiado para hacer el bull, se toma un descanso, se relaja y vuelve a intentarlo…” En la cuarta serie hice un 91.
JG: - ¿Y la lluvia duró toda la competencia?
Edwin: - No. La lluvia paró y se aclaró el cielo. Esto mejoró la visibilidad. Enrique me seguía alentando: me decía:
Enrique: - “Fenomenal Edwin, fenomenal”
Edwin: - En la quinta hice un 90. Yo veía a Enrique palpitante porque ya esperaba lo mejor.
JG: - Según las crónicas periodísticas de la época se menciona que usted volteó hacia la tribuna, en donde estaba el resto del equipo y les dijo “Tranquilos, tranquilos”.
Edwin: - ¡Es cierto! Lo que pasa es que yo me tomé mi tiempo para terminar la última serie y ellos habían visto el puntaje acumulado de los competidores más destacados como el sueco Ullman, que era el último campeón mundial y olímpico, el suizo Rudolf Schneider y el norteamericano Huelet Benner, todos ellos estaban por detrás de mi puntaje.
JG: - Vislumbraban su triunfo…
Edwin: - Cuando terminé la última serie con un 93, ellos gritaron de alegría, se escuchaba ¡Perú! ¡Perú!¡Perú! se abrazaron hasta las lágrimas… fue muy emocionante.
JG: - Hizo un acumulado sensacional: 545 puntos.
Edwin: - Pero había que esperar que los demás participantes terminaran con sus series. Los jueces los hicieron callar.
JG: - ¿Cuánto tiempo tardaron en dar los resultados?
Edwin: - Más o menos 30 minutos. Había que esperar hasta el último disparo dentro de las tres horas reglamentarias. El factor clima conspiró contra todos, porque todos bajaron sus promedios.
JG: - Usted les sacó una gran ventaja a sus oponentes…
Edwin: - Ullman, Schneider y Benner habían empatado con 539 puntos, yo hice 6 puntos más.
JG: - ¡Fue una paliza!
Edwin: - Algo así. Nos abrazamos todo el equipo. Fue algo inolvidable, tanta emoción contenida.
JG: - Luego de cinco días recibió la medalla de oro en el mítico estadio de Wembley. Fue la única vez que el himno nacional se ha escuchado en unos juegos Olímpicos y que la bandera peruana estuvo en lo más alto, ¿Qué sentimientos le suscita ello?
Edwin: - “He pasado momentos de gran emoción en mi vida, pero nunca como ese día que subí al podio, pensando sobre todo en el Perú, no que haya ganado una medalla yo, sino que fue el Perú, a pesar de todas las dificultades que pasamos antes de llegar a Londres, el Perú estuvo en lo más alto. “Me siento orgulloso de haberle dado un triunfo a mi Patria”.
JG: "Muchísimas gracias señor Edwin Vásquez por compartir con nosotros su historia, su esfuerzo y la pasión que lo llevó a la cima del deporte. Su medalla no solo es un símbolo de triunfo personal, sino un orgullo para todo el país.
Edwin: Gracias a ustedes los periodistas y a todo el país por su cariño.
Un año después de la gloria olímpica, en 1949, Edwin Vásquez contrajo matrimonio con Frida Ruesta, compañera de clase de ingeniería civil, con quien formó una hermosa familia de siete hijos. Su muerte lo encontró, siempre ligado al deporte, como miembro de la comisión técnica del Comité Olímpico Peruano el 9 de marzo de 1993, pocos meses después de celebrar su 70.º cumpleaños. Un señor de señores, campeón en el deporte y en la vida, el nombre de Edwin Vásquez Cam es pronunciado con reverencia y gratitud por todos los peruanos.
Soy Luis Enrique Cam y esto fue Dicho en el Perú. Escucha otros episodios en www.dichoenelperu.pe o en nuestros canales de Youtube y Spotify.
FIN
* La entrevista presentada en este episodio es una recreación (ficción) inspirada en la documentación histórica de Edwin Vásquez Cam.
Dirección
Luis Enrique Cam
Guion
Luis Enrique Cam
Caracterizaciones
Cristóbal Paz
Oswaldo Álvarez
Magali Luque
Edición y musicalización
Cristóbal Paz
Música
Soundstripe