PRIMERA TEMPORADA


PRIMER CAPÍTULO


JOSÉ OLAYA, 29 DE JUNIO DE 1823
“Mi último deseo es que se me entierre con esta escarapela que se me confiscó.”

Cuando se habla de la gesta de la independencia del Perú es frecuente recordar solo los grandes nombres de los militares y pensadores de la causa patriota, sin embargo, hubo también muchos hombres y mujeres de condición humilde que se sacrificaron por el mismo ideal sin esperar las grandes recompensas que puede prometer un nuevo orden político.

Unos de ellos fue José Olaya Balandra, honrado y valiente pescador que trabajaba en las aguas del mar de Chorrillos.

Niño: “¡Jala más fuerte José!”

OLAYA: “¡Eso intento!”

Niño: “Hoy sí tuvimos buena pesca! Te ayudo con la red”

OLAYA: No, no lo hagas, tú sigue remando, te vas a caer…

Niño: No pasa nada…aaaa splashhhh auxilioooo

OLAYA: Espera un poco (sonido de chapuzón), brazeadas…ya te tengo! Ahora! Hub! Sube al bote.

Niño: gracias José

LEC: Olaya era un hombre sencillo con una gran virtud: la lealtad. La lealtad de Olaya lo hacía realmente superior a muchos otros hombres de su tiempo. El pescador chorrillano sirvió de enlace entre los patriotas acantonados en la Fortaleza del Real Felipe del Callao con los de Lima, ciudad que en ese entonces se encontraba ocupada por las tropas realistas. El valiente Olaya portaba los mensajes que le proporcionaba doña Juana Manrique para el general Antonio José de Sucre que se encontraba en el Callao; con esta información, Sucre sabía muy bien los movimientos y planes de José Ramón Rodil, jefe español de Lima.

DOÑA JUANA: Aquí están las cartas José. Dios te guarde.

OLAYA: Gracias doña Juana. Estas cartas llegaran a su destinatario o me las tragaré si me capturan.

LEC: Utilizando el llamado “nuevo camino del Callao”, que unía el puerto con la capital; Olaya no levantaba sospecha con su modesta ropa, su canasta y malla de pescar. Pero el astuto gobernador Rodil, sospechó que estaba siendo vigilado y montó una red de espías para descubrir al enlace de los patriotas.

OFICIAL: Gobernador nuestro informante nos dice que un pescador de chorrillos es el contacto con los traidores de Lima.

RODIL: ¡¡¡Capturen a cualquier sospechoso!!!

OFICIAL: ATRAPEN AL PILLO!!!

LEC: Olaya fue atrapado por los esbirros de Rodil en la calle Acequia Alta (actual cuadra 5 de Caylloma). Antes que lo capturen pudo tirar las cartas comprometedoras en un canal de agua, pero le encontraron una carta cifrada y una escarapela bicolor.

OFICIAL: SE TE ACABO LA SUERTE LOMBRIZ DE AGUA

LEC: Después de negarse a recibir el ofrecimiento de prostitutas, licor, dinero, hasta un grado militar que podía ser reconocido por los patriotas si triunfaban; Olaya recibió a cambio de su silencio doscientos golpes de palo y latigazos, le arrancaron las uñas, lo colgaron apretándole los pulgares con una llave de fusil. Cuando fue careado con otros patriotas, el mártir pescador chorrillano no dio la mínima señal de conocerlos. En el peor momento del suplicio trajeron a su propia madre para que lo convenciera de que era inútil ser leal a la causa de la independencia.

MADRE DE OLAYA: ¿Hijo qué sentido tiene que mueras por quien gobierne este lugar? Si nosotros seguiremos siendo pobres…Son trescientos años que imperan los españoles aquí ¿por qué tendrían que cambiar las cosas? Responde a lo que te preguntan hijo por el amor de Dios.

LEC: Olaya permaneció incólume a su ideal. Estrechó su pecho a la cabeza de su madre y le dijo…

OLAYA: Madre si le entregan mi cadáver, entiérrelo junto al de mi padre.

LEC: El interrogatorio final fue en la Casa de Pizarro con el despiadado gobernador Rodil, hombre que no conocía la palabra piedad. Esta fue la última feroz tentativa de arrancarle alguna delación. Olaya perdió varias veces el conocimiento por las crueldades que le hicieron, pero no lograron que el valeroso pescador delatara a nadie.

OFICIAL: ¡RESPONDE LOMBRIZ! ¡QUIENES TE CONTRATARON!!!

LEC: Antes de ser fusilado un funcionario le preguntó por su último deseo. Olaya alzó la mano, le arrebató la escarapela que llevaba el verdugo, le propinó una sonora bofetada y respondió con una extraordinaria lucidez:

OLAYA: “Mi último deseo es que se me entierre con esta escarapela que se me confiscó”.

LEC: Su última voluntad le fue concedida.

OFICIAL: PREPAREN, APUNTEN, FUEGO

LEC: Fue fusilado y decapitado en el callejón de los Petateros contiguo a la Plaza Mayor, hoy Pasaje Olaya. Sucedió el 29 de junio de 1823 a las 11 de la mañana, fiesta de san Pedro apóstol. En ese mismo momento se llevaba a cabo la procesión del santo patrono en la caleta de Chorrillos. Hoy en día no se sabe dónde se depositaron los restos del mártir pescador. Olaya no sucumbió ante sus torturadores y nos dio el máximo ejemplo de lealtad y amor a la Patria. Es sin duda uno de los peruanos del bicentenario.

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